Dios se hizo hombre
El
misterio de la Navidad está allí.
Entre
los olores de un pesebre una joven mujer da a luz un niño.
Los
animales del lugar comienzan a notar que aquellos seres no tienen ánimo de
incomodarles y ya dejan de mirarles con temor.
Un
algo se sobresaltaron, aquellos mansos animales, con aquel llanto potente que
delataba que aquellos pulmones
comenzaban a respirar lejos de la placenta de su madre.
Ahora
todo es silencio y paz.
El
niño se refugia entre el calor tibio del pecho de aquella mujer.
Es
el primer aroma que experimenta. Es la primera tibieza que recibe.
Todo,
para Él, es nuevo.
Durante
nueve meses creció en la cálida y segura protección de las entrañas de su
madre.
Ahora
todo es distinto, ahora todo será aventura por conocer.
Su
madre le acerca uno de sus pechos y se alimenta con leche tibia. Está
comenzando a comer de una forma desconocida.
La
perra, cuidadora de los animales del pesebre, no sabe qué debe hacer.
Siente
se acercan unos pasos sigilosos pero no se decide a ladrar o a atropellar.
La
presencia de una de su pata trasera cortada poco más debajo de la corva le hace
andar de forma por demás particular.
Intenta
unos rezongos pero no va más allá de eso.
Son
humanos que se acercan vestidos de sombras entre la oscuridad de la noche.
Han
escuchado el llanto de aquel niño y han dejado el calor del fuego para dar una
mano ante lo inusitado de un niño naciendo entre tanta pobreza.
Son
los primeros humanos que se acercan.
Son
los primeros testigos de un acontecimiento que va más allá de lo limitado de
sus capacidades.
Nadie,
en aquel momento, podrá dar testimonio de otra cosa que de una inmensa paz y de
una delicada ternura.
No
llegarán a ver a Dios hecho hombre. Verán a un niño tierno y frágil que con los
ojos cerrados y sus manitas flacas se refugia en la calidez de aquella su
madre.
Ya
tendrá futuro lleno de rostros y situaciones complejas.
Ya
tendrá futuro de mirar a los ojos y brindar libertad y consuelo.
Hoy
es, tan sólo, un manojo de ternura comenzando a clamar por cuidados y
protección.
Dios
se les muestra en su manifestación más increíble.
Para
ayudar a los que le necesitan se hizo un necesitado.
Necesita
cuidados, alimentación, abrigo y mucho calor humano.
Dios
necesita crecer, aprender y desarrollarse.
Nada
de lo humano le será indiferente y, por ello, ha querido experimentar toda la
fragilidad del ser humano recién nacido.
Aquellos
hombres no eran bien vistos por la religión de su tiempo por ello Dios hecho
hombre, novedad absoluta, se muestra a ellos en primer lugar.
Llegan
hasta el niño los olores de aquellos hombres. Olor a ovejas, transpiración y
humo.
Todo
es vértigo en Dios hecho hombre. Con el tiempo podrá identificar aquellos
olores que hoy le rodean, invaden y ocupan.
Ha
llegado Navidad. Es ahora. Dios se hizo hombre para despertar en todos una
sonrisa de felicidad.
FELIZ
NAVIDAD.