Amor apasionado
El
diccionario define a la pasión como una emoción intensa que engloba el
entusiasmo o deseo por algo.
Supongo
que ese “algo” hace, también referencia a “alguien”
Sin
duda está haciendo referencia a un amor intenso que se hace estilo de vida.
Al
menos eso es lo que descubrimos cuando miramos el amor de Dios hecho referencia
en Jesús.
Todo
lo suyo dice y hace referencia a un amor intenso por la humanidad en su
conjunto.
Pero
no es un amor genérico sino personalizado.
Ama
apasionadamente a cada persona por lo que es y por como es.
Ese
amor va a encontrar su mayor manifestación en los últimos instantes de su
existencia física.
Llegar
a amar tanto es todo un desafío que se nos plantea.
Es
un amor que no pone condiciones ni espera algo a cambio.
Es
un amor que libera y ayuda a que alguien se sepa persona.
Es
un amor que se brinda desinteresadamente.
Sin
duda es todo un desafío que se nos plantea.
Es
brindarse en lo cotidiano y respondiendo a lo cotidiano.
Es
brindarse, fundamentalmente, a los más necesitados. No necesariamente a los más
necesitados económicamente sino a aquellos más necesitados humanamente.
Aquellos
que viven creyendo pueden prescindir de Dios.
Aquellos
que viven inmersos en un mundo de materialismo y cosas para tener.
Aquellos
que viven encerrados en sí mismos despreciando a los demás.
No
es algo que se realiza para marcar una diferencia.
No
es algo que se lleva adelante para vestir la máscara de la bondad.
Es
algo que se realiza desde lo más íntimo de una experiencia personal.
Todo
debe comenzar por la experiencia personal del amor apasionado que Dios tiene
por cada uno y se prolonga en el afán de intentar corresponder a tal amor.
Jesús
nos muestra que el amor apasionado no nos lleva a una experiencia interior sino
que debe hacerse manifestación hacia los demás.
Es
que no podemos dejar de mirar a Jesús cuando intentamos saber de Dios.
Mirar
a Jesús para aprender de Él.
Mirar
a Jesús para hacer de lo nuestro un intento de hacer lo que Él.
Mirar
a Jesús para intentar transitar en su misma dirección.
Dios
se hizo hombre para que mirado a Jesús sepamos la manera correcta de actuar.
A
Jesús no lo podemos inventar sino que debemos descubrirlo.
Él
siempre se nos muestra para que no debamos buscar muy lejos o que debamos tener
una determinada capacidad intelectual para conocerle.
Es
en lo nuestro que se hace presente, es con lo nuestro que se involucra y es
desde lo nuestro que lo hacemos realidad.
El
amor apasionado de Dios por el ser humano comienza a manifestarse plena y
novedosamente cuando se abaja para hacerse uno con lo humano.
Desde
ese momento nada nos puede llamar la atención puesto que se encarga de
llenarnos de asombro con su cercanía.
Todo
lo suyo es producto de ese amor y para hacerlo manifestación.
Lo
nuestro debe ser el intento de obrar en esa dirección.
No
podemos encerrar a Dios en nuestros templos. Debemos estar en una constante
actitud de ir al encuentro de los demás.
El
amor en Dios es una constante, en nosotros es un permanente proceso colmado de
intentos.