Será tu día
Es
un día, como tantos otros, cargado de connotaciones comerciales pero,
igualmente será tu día.
Recibirás
ese saludo colmado de inocencia y cariño que te dirá: “FELIZ DÍA MAMÁ”
Tal
vez te regale ese presente que tú has adquirido para que te obsequie más alguna
otra manualidad elaborada en la escuela para vos.
Te
imagino esbozando tu mejor sonrisa y retribuyendo con un apretado beso.
Una
razón más para continuar agradeciendo.
Cuando
debiste pasar por momentos difíciles tu hijo era una de tus grandes ocupaciones
y temores.
Sabes
lo mucho que te necesita y lo mucho con que cuenta con vos.
Sabes
que tu vida está completamente a disposición suya y disfrutas de tal cosa.
No
es, para ti, una carga sino una gozosa responsabilidad que asumiste desde el
momento de su irrupción en tu vida.
Para
él no hay, en tu vida, ni descansos ni licencias.
Puedes
llegar, al final de tu jornada de trabajo, cansada y deseando un momento de
tranquilidad pero ella queda postergado ante la necesidad de brindarle lo mejor
de tu tiempo a tu hijo y sus tareas.
Todo
en ti dice de delicadeza y ternura y ello lo pones, en primer lugar, al
servicio de ese ser producto de tu maternidad.
No
eres perfecta ni irreal sino que eres, simplemente, mujer y madre.
Todo
tu rostro se llena de orgullo cuando hablas de tu hijo y sus torpezas.
Todo
tu rostro se llena de un brillo especial cuando narras las ocurrentes salidas
de tu hijo infantil e inocente.
Siempre
tienes un tiempo disponible para acompañar a tu hijo en sus actividades y en las
extras que de ellas surgen.
Lo
tuyo siempre queda postergado ante lo suyo y lo asumes con gozo.
Sin
duda asumiste, a plenitud, lo que implica ser madre.
Hace
ya años has dado a luz pero allí no concluyó tu maternidad sino que ese ha sido
el comienzo de una responsabilidad que le da sentido pleno a tu vida.
Tu
maternidad no ha sido una circunstancia de tu vida sino una opción de vida.
Opción
de vida que se transformó en un estilo de vida.
Allí
la disponibilidad y la servicialidad se hicieron prioridad y entrega.
Allí
los cansancios y la falta de ganas se hacen postergación y fuerza de voluntad.
Nada
te reconforta más que el poder estar junto a tu hijo participando de lo suyo y
acompañándole no solamente cuando te lo requiere sino siempre que te es
posible.
Por
todo eso mañana serás inmensamente dichosa de poder, en tu corazón, recibir ese
beso que dice de lo que tú eres para él y de lo que él es para ti.
Porque
ser MAMÁ no se limita a una cuestión biológica sino que debe llegar a ser una
cuestión de comunión en cercanía.
MAMÁ
es un título honorífico que se obtiene con entrega y renuncias.
MAMÁ
es diploma de grandeza que se labra desde las pequeñas realidades cotidianas.
MAMÁ
son horas de atención que se brindan sin esperar a cambio.
MAMÁ
son pequeñas entregas que se brindan con una sonrisa plena de ternura.
MAMÁ
es prolongar en el hijo muchas de las delicadezas de Dios.
MAMÁ
es buscar en silencio lo mejor para el ser querido.
MAMÁ
es saber encontrar en el hacer algo por su hijo una razón para agradecer a
Dios.
Mañana
será tu día y toda tu ternura será para ese ser que así te proclama.