Amor apasionante
Pascua significa paso.
En Jesús es paso del amor apasionado al amor apasionante.
Durante cada uno de los días de Semana Santa hemos ido
viviendo los distintos momentos del amor apasionado de Jesús por cada uno de nosotros.
Se ha querido hacer servidor de nuestra condición para
ayudarnos a ser constantemente más útiles para con los demás.
Sabedores de nuestro individualismo se ha querido quedar en
lo cotidiano para ayudarnos a que podamos poner lo mejor de nosotros al
servicio de los demás.
Sabedores de nuestras comodidades se ha querido quedar entre
nosotros para que con lo que somos podamos ser instrumentos de unidad.
Para que podamos vivir con la convicción de ser amados por
Dios se ha querido hacer sacramento vivo de la misericordia del Padre Dios.
Para mostrarnos que su amor no se queda en palabras extendió
sus brazos en la cruz y nos dio todo lo que tenía.
No se guardó nada. Todo nos lo brindó para que pudiésemos experimentar
su amor.
El suyo es un amor que no se detiene en cálculos
oportunistas.
Es un amor que no se refugia en ventajas personales o en
estrategias simplistas.
Lo mejor que tenía era su realidad de Dios hecho hombre y
nos lo regala al donarnos su vida.
Su amor apasionante le lleva a dar su vida por cada uno de
nosotros, los seres a los que ama de verdad.
Vive lo nuestro hasta las últimas consecuencias y ello lo
realiza para que podamos responder con confianza a su amor.
No nos ama por lo que podemos llegar a ser sino por lo que
hoy somos.
No se queda en su muerte sino que da un paso más para que su
amor apasionado se haga amor apasionante.
Vuelve a la vida para dar sentido a nuestros sueños.
Vuelve a la vida para que nuestra existencia se pinte de
nuestros mejores colores.
Vuelve a la vida para que todo lo nuestro tenga su mejor
sentido y se haga instrumento de paz y fraternidad.
Desde su realidad de resucitado no se queda en nuestras
pequeñeces sino que siempre está invitándonos a no perder de vista lo
verdaderamente importante.
Para llegar a su amor apasionante necesario se nos hace
saber convivir con tragos amargos sin bajar los brazos y sin pretender lo más
cómodo.
Siempre, para vivir su amar apasionante, debemos saber
asumir realidades desagradables y transformarlas en oportunidades para
continuar poniendo lo mejor de nosotros al servicio de los demás.
Traición, abandono e ingratitud fueron tragos que bebió para
fortalecer su amor y los transformó en confianza, compañía y desinterés para
que aprendiésemos a continuar dándonos sin esperar a cambio.
Tenía sobradas razones para sentirse desilusionado pero su
amor desinteresado se hizo volver a empezar para que no bajemos los brazos ni
sintamos es imposible.
Su amor apasionante se hace realidad que contagia y
despierta sonrisas porque siempre con una nueva oportunidad para continuar
andando.
Su amor apasionante nos desafía a no darnos por
desilusionados sino a continuar involucrándonos como si nada hubiese sucedido.
Los humanos nos equivocamos y tenemos conductas que pueden
herir a otros pero ello no debe ser motivo para bajar los brazos o razón para
desanimaros. Siempre podemos hacer algo para revertir situaciones.
El amor apasionante de Jesús se nos demuestra en su
continuar junto a nosotros.
Pese a nuestras equivocaciones continúa cercano para
mostrarnos el camino sin perder nuestros mejores colores.
Pascua es encontrarnos descubriendo el amor apasionante de
Jesús por nosotros e intentar vivirlo con una sonrisa a flor de piel por ello:
FELICES PASCUAS DE RESURRECCIÓN.